
De sobra es conocido entre mis allegados que dentro del reducido grupo de comediantes de stand-up patrios hacia los que profeso una especial admiracion la figura de Ignatius Farray guarda un lugar privilegiado. No en vano la frase que encabeza este blog (La comedia salvo mi vida) salio originariamente de su boca, y yo llegue a apropiarme de ella en un momento de soledad y bajeza emocional donde el consumo de comedia, en la mas amplia expresion de la palabra, parecia ser lo único que daba sentido a las cosas. Sobre este mastodonte, cuyo show en vivo es una version adocenada del que grandes iconos de la contracultura estadounidense como Andy Kaufman, Lenny Bruce, y su adorado Richard Pryor (a ninguno nos importa que pegara a sus esposas, ya que nos hace reir) empezaron a realizar a partir de la década de los 50, es recomendable leer la pequeña biografía que acompaña sus performances en bares y teatros, que nos recuerda que "su comedia se basa en el insulto, el sexo y el grito sordo. Pero no se ha dicho que un hombre que se comporta como una bestia olvida el dolor de ser un hombre." Esa me parece la manera más brillante de definir a un cómico que se resiste a ser clasificado, un alma atormentada que desea ocultar la opacidad de la existencia mediante una mascara de cinismo, brutalidad y desapego emocional.
No era dificil adivinar que bajo esa fachada de rebelde y socarron la alma de Juan Ignacio Delgado Alemany es altamente proclive a la melancolia. De eso va precisamente su nueva serie, que anoche Comedy Central estreno en una maratón de seis capítulos y lleva por titulo El Fin de la Comedia. En ella, ademas de ser el rostro principal, escribe todos los capitulos junto a Miguel Esteban, comico de stand-up al que une una fuerte amistad; y Raul Navarro, celebre guionista calvo de El Intermedio muy activo en redes sociales, ejerciendo los tres de showrunners. El título -tomado de uno de los espectaculos en vivo del comico- define claramente el tono catartico y existencial que se adueña de la narración desde su primer fotograma, ese fragmento de monólogo que se inicia con una cita apocrifa atribuida al actor Juan Echanove "Yo nunca sere un pederasta", cita que en realidad el actor nunca pronunció. A lo largo de esta temporada conoceremos distintas viñetas que muestran a que se dedica el protagonista en cuanto abandona actos como el grito sordo, chupar pezones del publico y acercarse a la cara de sus espectadoras para proponerles que se imaginen chorros de semen cayendo por todo su rostro. No se trata el cómico, por lo general, del niño más popular de la clase, sino de alguien que usa el microfono como arma con la que alimentar su ego: sobre el escenario eres el mas gracioso, la gente te aplaude y sientes que siempre estas por encima de cualquiera. Mientras actua, Ignatius tiene el poder, pero en cuanto sale a la calle y se ve obligado a convivir con el comun de los mortales es cuando un sinfin de pesadillas y horrores comienzan a acehar en cada esquina.
Representado como un padre divorciado que sobrepasa la cuarentena e intenta luchar por la custodia de su hija, en cada episodio vive en primera persona como se inmiscuye nen la vida cotidiana la extrañeza, el terror y el espanto. En este sentido es muy deudora de dos series que en la última década han sido claves a la hora de configurar una nueva comedia en el panorama televisivo americano, y que tambien se caracterizan por su decodificación del horro cotidiano: a Curb Your Enthusiasm le debe ese tono neurotico y combativo del personaje contra ciertas estratificaciones sociales, que vemos claramente en la discusion con la dependienta de la tienda del Scalextric, y que podrían haber salido de la mente de un Woody Allen extremadamente mordaz. Con Louie comparte ciertas similitudes argumentales, un estilo visual idéntico, la simbiosis entre fragmentos de stand-up y viñetas de ficción de tono amargo y un uso de los momentos surrealistas que pueden volar la cabeza a más de un espectador. En ambos casos se trata de series que actúan como vehículo de lucimiento de un comico que se permite hacer una version ficcionada de su vida, que escribe todos los episodios y posee control absoluto sobre su producto. Tambien se emiten en cadenas de cable (HBO y FX, respectivamente) y se dirigen a un nicho de audiencia reducido. Farray, Esteban y Navarro son admiradores de ambos autores, y no han tenido problema en reconocer la obvia influencia en algunas entrevistas, afirmando que para ellos seria un honor que llamasen a su serie la Louie española.
Pese a que en términos generales esta primera temporada me ha gustado mucho, e incluso tiene algunos momentos que considero brillantes, hubiese preferido que sus creadores no se apegasen tanto al referente. Louis C.K. es una personalidad única y muy particular, destinada a covertirse en leyenda viva de la comedia. A diferencia de Larry David, no tiene un estilo que pueda crear tendencia o en el que haya ciertas estructuras narrativas o tematicas universales que puedan inspirar a un novato para hacer comedia. Louie es tan rara que cualquier intento de emularla siempre va a quedar como una imitacion de segunda fila comparada con la original. Por eso El Fin de la Comedia funciona mejor en las contadas ocasiones en que decide explorar la psique de Nacho, cuando nos muestra sin ninguna clase de filtro las cloacas de su alma en un sincero ejercicio de autoflagelación. Entonces la historia gana en veracidad y empiezo a olvidarme de que me quieren incomodar con situaciones estramboticas y surrealistas. Quiero una serie 100% Ignatius, no una de Louis C.K. protagonizada por el entrañable barbudo de fisionomía simiesca. La comedia es verdad y dolor, y basta un solo plano del rostro de Farray para darse cuenta de que el posee grandes cantidades de ambos. De todos modos los referentes siempre son una base a la que agarrarse cuando estas empezando a hacer algo que no dominas y cuyo resultado desconoce, asi que confio en que la serie buceará en un proceso de búsqueda constante para acabar encontrando un tono propio e inconfundible en temporadas venideras.

De todos modos el programa posee unos meritos encomiables que yo seria incapaz de quitarle, sobre todo si observamos lo atipico que significa su mera existencia en la parrilla de la television española. Sus guionistas han gozado de absoluta libertad sin someterse al yugo de las corporaciones Mediaset y Atresmedia, pudiendo dirigirse a un target muy especifico y contando las historia que necesitaban mostrar al mundo para satisfacer una pulsión artística. En este pais, salvo dos iniciativas aisladas que no tuvieron continuidad como Crematorio y ¿Que fue de Jorge Sanz?, la ficción en cable y satélite es inexistente, ya que el volumen economico de estos canales no se acerca ni un poco al que pueden tener FX, AMC o el mismo Comedy Central americano, y toda la ficcion que se produce dentro de nuestras fronteras esta condicionada por la necesidad de crear un producto excesivamente blanco que pueda agradar a un amplio espectro de población.
El trabajo de fotografia, guion y direccion es claramente superior a la de cualquier produccion media que se haga en este pais con mucho más presupuesto. Notas mimo y cuidado en cada secuencia, la presencia de una voz detras de las camaras que tiene algo que decir y que se esfuerza por crear una atmosfera que perturbe, emocione y en contadas ocasiones también provoque una sonrisa culpable. El Fin de la Comedia es una brecha que ha surgido de repente en el espacio-tiempo, un evento imposible que esperemos pueda generar una eclosion de talento y notoriedad del mismo modo que en su dia lo hizo La Hora Chanante. Ojala este estreno no pase desapercibido y junto a los premios cosechados por la Magical Girl de Carlos Vermut sirvan para dar visibilidad a la ironicamente llamada hace unos dias en un articulo de Cinemania "Generacion Picnic": grupo de guionistas, directores y cómicos afincados en este bar de Madrid -que es usado en la serie como club de comedia habitual del protagonista- gracias a la que proximamente saldran luz propuestas como la pequeña película Estirpe, financiada mediante crowdfunding.
Existe un circuito de comedia alternativa en Espña que ahora mismo se encuentra en plena ebullicion. Como las mejoes generaciones literarias y cinematograficas, comparten puntos de vista y mantienen amistad entre ellos. Son gente como el duo Venga Monjas, Carlo Padial, el inclasificable Miguel Noguera, Alberto González Vazquez o Manuel Bartual. Sus cortometrajes abundan en la red, han producido cine de guerrilla autofinanciado (Mi Loco Erasmus, La Tumba de Bruce Lee, Gente en sitios...) o con el apoyo de manifiestos como el #littlesecretfilm (Detective Deketto, Todos Tus Secretos). Si El fin de la Comedia es la Louie española es algo que no puedo asegurar. Pero me da igual. Lo que sé es que su sola existencia es motivo de celebracion, y que la comedia en este pais esta muy lejos de llegar a su fin. Viva Louie. Y Viva España.
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